El derecho electoral mexicano camina sin rumbo. Si bien el país cuenta con un
andamiaje normativo e institucional de gran sofisticación y desarrollo, los órganos
responsables de la aplicación e interpretación de la ley en la materia se niegan a hacerlo con cEl derecho electoral mexicano camina sin rumbo. Si bien el país cuenta con un
andamiaje normativo e institucional de gran sofisticación y desarrollo, los órganos
responsables de la aplicación e interpretación de la ley en la materia se niegan a hacerlo con consistencia y objetividad. El resultado es un sabotaje interno dónde los avances normativos sirven más para crear nuevos pretextos para la simulación que para regular el espacio político electoral y expandir los alcances del Estado de derecho.[+][-]